Volumen 3, Nº1 Agosto de 2006

Eugenio Pereira Salas y el trabajo historiográfico
 

 

Autor
Cáceres Muñoz, Juan
Filiación

Universidad de Chile

Correspondencia
Xxxxxx  
Cita
Cáceres Muñoz, Juan. Eugenio Pereira Salas y el trabajo historiográfico. Revista de Estudios Históricos, Volumen 3, Nº 1. Agosto de 2006.

 

Por todos es sabido que una investigación histórica, que se considere realmente seria y científica, debe contar con una serie de consideraciones como la formulación de un problema, el establecimiento de objetivos o planteamiento de una hipótesis y, por supuesto, los respectivos datos que, interpretados, servirán para construir una realidad determinada. No obstante lo anterior, también resulta importante para la resolución de un problema histórico, considerar el camino o el método a seguir para lograr la meta propuesta. En este sentido, una metodología bien empleada y adecuada a los propósitos facilita el trabajo.

Precisamente, en este breve ensayo, nuestro punto de atención será analizar el método empleado por uno de los grandes exponentes de la historiografía chilena en el pasado. Entendiendo que la historiografía mundial en estos últimos años ha evolucionado de manera extraordinaria tanto en sus enfoques como en el aspecto metodológico, pareciera pertinente rememorar el método empleado por el historiador Eugenio Pereira Salas y, en especial, como él construía la historia. Ciertamente, él formó parte de una comunidad de historiadores que, en la década del sesenta, contribuyeron desde su óptica al progreso de nuestra historiografía actual. Con ese propósito, en este ensayo, realizamos una aproximación breve del pensamiento de Pereira Salas sobre lo que representaba para él la historia; y por otro lado, en un segundo momento, nos abocamos a conocer el método usado. Para este análisis nos hemos valido de sus libros, especialmente aquellos atingentes a las relaciones chileno-norteamericanas. Y siguiendo la prédica de Pereira Salas, hemos dejado, desde el punto de vista del análisis, que los "documentos hablen por sí solos".

Evidentemente, su visión de la historia se encuentra con mayor nitidez cuando él estudia las relaciones chileno-norteamericanos y, especialmente, cuando trata de establecer si el continente americano tuvo o no una historia común. Precisamente en su libro América del Sur es donde plantea tal inquietud y da ideas sobre su posible solución mediante el estudio de hechos "rectores generales y comunes" de los países de América. Así, la historia, según él, debía ser entendida como un vasto sistema de relaciones porque

"el proceso evolutivo humano es uno, idéntico ecuménicamente, consecutivo en el tiempo, pero sin simultaneidad de aparición en las distintas regiones del globo"[1].

Su idea de la historia, por tanto, puede ser calificada como "totalista" en tanto considera a la disciplina como un proceso hecho por personas, las cuales no sólo eran los sujetos sino también el objeto de la historia. Esto explica el por qué su énfasis en estudiar "todas las manifestaciones humanas" aunque parecieran éstas insignificantes. Para él queda claro que, y está convencido, que todos los planos o dimensiones que gravitan en una sociedad, están estrechamente relacionadas entre sí. Por ello, llega a decir que la historia debe considerarse como:

"la integración de sus diversos aspectos formales: políticos sociales, económicos e intelectuales, en su correlativo de civilización y cultura, concebidos no como construcción ideal sino en la objetividad de los hechos y acontecimientos"[2].

Es evidente, además, que en su concepción de la historia, Pereira Salas y tal vez toda la comunidad de historiadores de aquella época, buscaba algo muy difícil de conseguir: que la historia fuese lo más científica posible y, por otro lado, lo más objetiva. Esta cientificidad, según él, debía estar expresada en la abundancia documental la que no sólo respaldaba las afirmaciones teóricas, sino también la acercaba de manera objetivo y real a los hechos del pasado. En la introducción de su libro sobre Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos, que citamos en lo fundamental, se refleja con claridad su idea de la historia:

"la presente monografía es el producto de un meditado estudio proseguido con entusiasmo a través de largos años de investigación.

El tema es para nosotros fascinante, pues señala la emergencia en la historia de Chile de una mentalidad moldeada en el ambiente reposado de las postrimerías coloniales que aspira a sumarse al ambiente es espiritual cosmopolita del siglo XVIII que despierta la filosofía de la Ilustración.

Hemos evitado llevar a su extremo dramático algunos episodios novelescos que integran la trama de este libro para evitar la desfiguración de la estructura narrativa. Nuestro anhelo ha sido de mantener a lo largo de estas páginas una absoluta objetividad, ajena a toda tendencia política determínate, dejando para ello hablar las más de las veces a los múltiples documentos inéditos que sobren el tema hemos logrado descubrir en los repositorios de Chile, los Estados Unidos y España, porque ésta es en síntesis una historia triangular"[3].

Teniendo presente tal concepción de la historia, podemos abocarnos a ver el estilo metodológico usado por Pereira Salas, estilo que podríamos definir como claro y sencillo, lo que le permite, en términos de comunicación de las ideas, una gran utilidad y llegada a los lectores; estilo, además, que se ciñe a sus propósitos historiográficos y objetivos que le interesa estudiar.

El enfoque totalista de la historia, mencionado anteriormente, alimenta el método. Hasta el hecho más insignificante es digno para él de ser historiado y de ser relacionado en distintos niveles de análisis --social, económico, político, cultural, etcétera--. En este sentido, a Pereira Salas se le puede calificar como el historiador de los hechos y de las cosas simples pero, a la vez, gravitantes en la vida cotidiana de los hombres, sus problemas y sus esfuerzos por salir adelante. Así, a través de la documentación y apegada fuertemente a viejos estilos positivistas, él va plasmando en el papel lo que afectaba a los individuos, los aspectos psicológicos y, por cierto, lo que inconscientemente mueve a la historia. De allí, entonces, su marcado gusto por el estudio de los contactos entre los pueblos, tratando de aproximarse a lo "espiritual" que había detrás de cada proceso.

En este contexto y precisando aún más lo anterior, fue que él se interesó en hacer una historia de corte triangular, en el sentido de dar una explicación mayor sobre los fenómenos históricos acontecidos en Chile. Según él lo que sucedía en el país se podían explicar en la medida que se estudiaran esos contactos con otros pueblos los cuales directa o indirectamente incidieron en su desarrollo como nación. Así, plantea el estudio triangular entre España, los Estados Unidos de Norteamérica y Chile.

Una forma de precisar la metodología usada por Pereira Salas es analizando ese orden lógico que el auto seguían en cada una de sus investigaciones. De este modo que, estudiando los procesos de largo aliento "cargado de espiritualidad" que contenía esta historia triangular, Pereira Salas, en la introducción de sus trabajos, prólogo o advertencias preliminares, dejaba claramente establecido el carácter y objetivo de la obra. Todos sus trabajos estaban enmarcados, como es obvio en el oficio del historiador, dentro de una ordenación cronológica como asimismo dejaba manifestado que eran todos de carácter histórico. Así, en Juegos y alegrías coloniales, señala que "…el presente trabajo es histórico"[4] en Los orígenes del arte musical en Chile, volvía a recalcar que su libro tenía "…un carácter netamente histórico"[5] y en la Historia del teatro en Chile, reforzaba tal idea cuando señalaba lo siguiente:

"Como en nuestras obras anteriores intentamos dar la relato específico tono histórico"[6].

Lo mismo hacía cuando explicaba el tipo de fuente usado y el por qué de tales objetivos. Al respecto podemos citar algunos ejemplos. En la Advertencia Preliminar escrita en Los orígenes del arte musical en Chile, estableció claramente el carácter de su investigación, lo que intentaba demostrar y con qué tipo de datos demostraría su historia. Así, señala:

"La presente obra está basada en una prolija investigación realizada en archivos, bibliotecas y papeles privados, lo que le da al libro un carácter netamente histórico, y en parte, de arqueología musical. Hay aquí más hechos que doctrinas. El autor ha preferido dejar hablar a los documentos que rellenar los vacíos con retórica e imaginación. Se trata de buscar los fundamentos sobre los cuales reposa la magnifica arquitectura de la música contemporánea de Chile, y por eso nos hemos permitido cierta morosidad en los detalles: en la infancia los hechos más insignificantes tienen valor, pues ayudan a explicar aspectos desconocidos de la edad madura"[7].

En otro libro, Historia de la música de Chile, reafirmaba su método de la siguiente manera:

"Es esta una historia extraída con laborioso esfuerzo de periódicos y documentos; de crónicas y memoriales, pequeños retazos que el autor a unido en el cañamazo de una monografía. Hemos tratado de ser exhaustivos, porque la única forma de rescatar este pasado, tal vez inédito para muchos lectores, era la de llenar con auténticos materiales los cuadros descarnados de nuestra cronología musical"[8].

Aunque en la Introducción de cada libro, como señalamos, se delineaban los propósitos y el método, era en el desarrollo mismo de la investigación donde él dejaba claramente establecido dicha metodología. Allí, él no trepida en dividir en dos, tres o treinta capítulos, como hace en Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos, para darle una ordenación y, según él, más claridad a su exposición narrativa. En cada uno de los capítulos va trasuntando esta idea totalista de la historia, yendo desde el estudio de un desconocido personaje (La misión Worthington en Chile, La misión Bland, Jeremías Robinson, etcétera) hasta el más relevante de los hechos como se ve en, por ejemplo, "Las tentativas para la colocación de un empréstito chileno en los Estados Unidos".

Nosotros podemos sintetizar los siguientes elementos que se destacan del trabajo de Pereira Salas:

a) Análisis sociológico.
b) Búsqueda de estudiar lo particular para llegar a conformar la gran síntesis.
c) Las fuentes y la Crítica erudita

En el caso del análisis sociológico, el estudio del fenómeno histórico es tratado de manera exhaustiva por Pereira Salas, principalmente desde el punto de vista social. Sus personajes se mueven dentro de un contexto social e histórico muy bien caracterizado por el autor, lo que le permite ir desenredando lógica y cronológicamente la madeja histórica. Por ello, no desestima el trazo o perfil psicológico del personaje como asimismo recrear el ambiente social en que estos personajes se mueven. Tal situación se ve en sus trabajos "biográficos" de los innumerables agentes norteamericanos que estuvieron en Chile. Tres ejemplos permiten apreciar tal estilo.

El primero dice relación con el agente Worthington. De él escribe:

"De carácter difícil; no había en él espontaneidad; en la charla era ampuloso, reservando en su trato, desconfiado en sus apreciaciones. Orgulloso al extremo, gustaba Worthington de "sentirse a sí mismo" y vestido con el uniforme de gala de coronel de milicias hacía ingenuas ostentaciones personales. Era amigo de las grandes empresas y a la par sórdido en sus gustos. Formado en la tradición puritana, buscaba en los libros sagrados los fundamentos de la Democracia, lo que le imprimía rigideces hebraicas a su pensamiento políticos"[9].

En otro trabajo, sobre el agente Jeremías Robinson señala:

"Robinson no era sólo un turista ávido de sensaciones visuales, quería conocer a los hombres, según el derrotero de sus ideas y formarse conceptos claros de las aspiraciones revolucionarias. Conversa al respecto con Irisarri, que acababa de regresar de Londres, sobre varios tópicos conectados con la literatura, ciencia, filosofía y tendencia general del gobierno independiente; acude al congreso; se espanta de que los hombres de cierta ilustración sean monarquistas"[10].

Y respecto de las condiciones socio-ambientales, él describe a Robinson inserto en una sociedad aristocrática. Así, dice:

"La curiosidad de Robinson lo llevaba a todas partes. Se le veía en las tertulias de los copetones: los Vicuña, los Solar, el Marqués de Larraín, donde admiraba a la mujer criolla, el oído atento del piano y la guitarra e hilvanando conversiones frívolas "sobre temas secretos y matrimonios", método el más seguro para imponerse de los pequeños detalles del comadreo santiaguino.

Idilios los tuvo en abundancia. Una mercedita lo esperaba "con buena música"; había una Carmen y una Ignacia que lo hacía exclamar: "Oh, suerte desgraciada", y entre sus papeles personales emergen de cuando en cuando los rizos de cabellos que en las noches de luna o en algo que se le asemeja, obsequiaban las damas al americano parlanchín y decidor"[11].

En Pereira Salas se nota una especie de obsesión por el estudio de lo particular para llegar, luego, a la síntesis final. Al buscar Pereira Salas aquellas fuerzas permanentes que están moviendo a la historia, es decir aquellas pequeñas cosas y hechos, él se va comprometiendo metodológicamente con llegar a realizar la gran síntesis. En este sentido, cada capítulo, de esos trabajos anteriormente mencionados, pudieron llegar a ser una monografía por sí sola. Pero, por el contrario, lo que impera es la búsqueda de crear una gran obra. Basta fijarse en los títulos de cada capítulo: "Los primeros contactos comerciales entre las Américas"; "Las vías de penetración en el Pacífico"; "La apertura del Pacífico a los balleneros"; "El escenario geográfico de las relaciones chileno-norteamericanas"; y así sucesivamente. En fin y como el mismo Pereira Salas, decía:

"la presente monografía es le producto de un meditado estudio proseguido con entusiasmo a través de largos años de investigación"[12].

Obsesionado por la síntesis, él transforma su trabajo en estudios altamente críticos y serios. Comparando, criticando, interpretando y ejemplificando él va completando y dando vida a sus personajes. En "Algo más sobre Joaquín Murieta" y llevado por la documentación existente, prueba la verdadera nacionalidad de este famoso bandido del siglo XIX. No era chileno, según él, sino mexicano[13]. Por otra parte y aparte de apoyarse en una enorme masa de documentos, que utiliza a modo de ejemplos, él realiza, como es propio del método histórico actual, una ardua labor interpretativa. Así, cuando se refiere a la participación de Jeremías Robinson y el Cónsul de Estados Unidos, Poinsett, durante el periodo revolucionario de comienzos del siglo XIX, señala:

"El furor español llegó al máximo, al ver que Poinsett, abandonando su carácter neutral, se ponía a las órdenes del general Carrera, acompañándolo en su expedición al sur. El jefe realista Juan Francisco Sánchez, quer9endo cerciorarse de la efectividad de esta noticia, envió un mensajero especial al cónsul norteamericano.

Luego Pereira Salas remata ejemplificando con un documento:

"Es notoria, decía aquel mensaje, la conducta que V. S., separándose de los deberes que le impone el carácter de Cónsul americano, ha fomentado en la capital las discordias que han producido la actual guerra contra los derechos legítimos de Fernando Séptimo que Dios proteja y las autoridades que a su nombre gobiernan la nación"[14].

Por último, en otra situación, precisamente en el capítulo VI de Los primeros contactos entre Chile y Estados Unidos, afirma:

"Los reclamos de Lima, Guayaquil, California, Montevideo y Santiago, etc. obligaron al Ministerio de Estado dar una respuesta oficial en vista de las molestias provocadas por los buques angloamericanos. La nota es clara y explica las intenciones del gobierno de España en lo que refiere al tratado suscrito con los Estado Unidos. Dice así, (y expone el documento): "El presidente de Chile con fecha 10 de enero del año próximo pasado dio cuenta de varios casos ocurridos y como no tiene fuerzas navales para contenerlos y escarmentarlos, ni instrucciones sobre la conducta que debe observar tanto él como los gobiernos subalternos de aquel mando"[15].

Pereira Salas cree firmemente en el respaldo del documento. En este sentido, las fuentes, el dato mismo, es para él el ingrediente fundamental para un buen trabajo historiográfico, es decir, la materia prima necesaria para la reconstrucción del pasado. Cada afirmación, como dijimos, se acompaña de una cita o documento que avala lo dicho. Si tomamos en cuenta el libro Los primeros contactos… la importancia de los datos quedan de manifiesto. Todos los capítulos poseen más de 20 notas de pie de página o referencias; por tanto, si consideramos que dicho libro en total consta de 30 capítulos, la suma de referencias da más de 600 notas pie de página. En un Jornada de Historia Económica reciente en Argentina, Giovanni Levi señalaba que el historiador que utiliza muchas citas de pie de página aparece como un sujeto inseguro y que tal vez no sea necesario. Según él era suficiente la interpretación. Sin embargo, en el caso de Pereira Salas, las referencias tienen un propósito, es decir, tienen que ver con la rigurosidad o cientificidad que él desea darle a sus investigaciones. Y ese rigor está marcado por el carácter acucioso, prolijo y exhaustivo del trabajo histórico. Así, desde esta perspectiva, las referencias tienen un doble valor: por un lado, prueba lo afirmado; por otro, entrega una valiosa referencia para otros investigadores que quieren seguir profundizando en el tema.

Sin embargo, no se trata de ser "esclavo de las fuentes". A cada dato, a cada fuente, le va agregando la erudición hermenéutica, es decir, va realizando un estudio crítico del documento. Ya vimos lo que pasó con el estudio de Joaquín Murieta donde demostró la falsedad y el engaño mediante la muestra del documento oficial y verdadero. Algo similar hace con los datos entregados en cada monografía. Refiriéndose al comercio del azúcar practicado por los ingleses en el siglo XVIII y pensando que podría tal vez interesar a otros historiadores, entrega la siguiente referencia:

"L. M. Penson, The West Indies and the Spanish American Trade. 1713-1748 en J. Holland Rose (ed.). The Cambridge History of the British Empire, Vol. 1, Cambridge, 1929.

Y luego agrega: "La noción de West Indies hay que comprenderla como lo hace Arthur I. Jensen en su The Maritime Comerse of Colonial Philadelphia, 1963, es decir señalando "desde Bahamas a Florida, Curazao y otras islas y los puertos de la costa de centro y sud-américa"[16].

En otra parte de su trabajo, cita lo siguiente al referirse al conflicto entre las autoridades locales y un capitán norteamericano que se negaba entregar su carga:

"Tratamos de buscar un punto de conciliación entre la tesis norteamericana expresada en el reclamo oficial y la actitud de las autoridades chilenas que contienen el expediente: "El Presidente informa a don José Antonio Caballero sobre los sucesos acaecidos sobre la fragata angloamericana nombrada Hazard, que arribó al puerto de Valparaíso". Biblioteca Nacional. Sala José Toribio Medina, Manuscritos, Vol 215, fojas 217-224. Al igual Archivo Nacional, Capitanía General, Vol. 378"[17].

Independiente de esas tres formas de abordar la historia, otros aspectos nutren la metodología histórica de Pereira Salas. Llama la atención, por ejemplo, la forma cómo concluye o cierra sus trabajos. A diferencia de la formalidad historiográfica que se caracteriza por contar con una introducción, un desarrollo y una conclusión, en el trabajo de Pereira Salas ésta última aparece omitida, siendo reemplazada por un cuerpo documental que sirve de anexo o apéndice. Sin duda, que tal situación se debe a su fuerte creencia de que la historia, imbuido por la Escuela de los Annales, es un proceso; pero éste, en su visión particular, se da "de manera natural" y que puede incluir hasta aspectos anecdóticos y pintorescos. Así, cuando se explaya en determinados sucesos, termina haciendo una evaluación que reemplaza la conclusión. Al respecto sólo dos ejemplos. En relación al agente Worthington, dice:

"En general, la misión de Worthington en Argentina y Chile no tuvo mayor trascendencia. Sus observaciones, aunque agudas, no agregaba nada nuevo al prolijo informe de Theodorico Bland. Todos sus proyectos fueron prematuros. La Constitución liberal de 1828 iba a contener algunos de los principios que él postulaba como esenciales; el tratado comercial durmió hasta el año 1832; el empréstito que habría ligado, desde sus orígenes, nuestro destino comercial al de los Estados Unidos, fue colocado por Irisarri en Inglaterra.

En los Estados Unidos se reprobaron, por lo demás, como hemos visto, todas estas iniciativas, y aun su ayuda pecuniaria para el equipo de Lautaro, fue interpretada injustamente como especulación personal"[18].

Y en relación a Robinson, escribe: "Y éstos fueron sus últimos comentarios. El 28 de diciembre lo encontramos en Washington pidiendo audiencia al presidente para tratar asuntos delicados de índole confidencial".

Luego, cae en el olvido. Sirve un tiempo como secretario del primer ministro de Chile en los Estados Unidos, don Joaquín Campino. Reaparece en 1828, fecha que por iniciativa de Joel R. Poinsett, fue reincorporado al servicio consular. Se abre entonces una nueva página en su vida aventurera, que esperamos que otros se encarguen de relatar"[19].

En resumen, la metodología usada por este historiador se caracterizó por su concepción totalista de la historia y en donde los diversos niveles de análisis son estudiados como un sistema de interrelaciones; asimismo y dentro de su concepción de la historia, le otorga un papel destacado al estudio de la historia de América, en especial, los relativos a la historia diplomática. Allí, deja plasmada la idea de que los contactos culturales permiten la unión espiritual de los pueblos. Por último, el método sigue siendo en la actualidad tan válido como en el pasado. Su análisis es tan erudito, científico y sociológico como los que se hacen ahora. Erudito porque aprovecha al máximo la información entregada por el documento y porque lo critica antes de usarlo; científico porque llega a avalar lo que afirma mediante citas y referencias bibliográficas; y sociológico porque le gusta destacar el ambiente de la época que estudia y el personaje en su contexto histórico. ¿En qué medida el historiador actual se ha distanciado de esta forma de hacer historia? Probablemente, la capacidad de interpretar los datos sea decidor al buscar diferencias, pero, después, seguimos siendo esclavos de las fuentes.

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Notas

 
[1]

América del Sur. Perú-Bolivia-Paraguay-Argentina-Chile. Programa de Historia de América. México, 1956, pág. 7.    Volver.

[2]

Op. cit., pág. 11.  Volver.

[3]

Los primeros contactos entre Chile y los Estados Unidos. 1778-1809, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1971, pág. 9.  Volver.

[4]

Juegos y alegrías coloniales en Chile. Zig-Zag. Santiago., 1947, pág. 11 y 9.  Volver.

[5]

Los orígenes del arte musical en Chile. Imprenta Universitaria, Santiago., 1941, pág. XIII.  Volver.

[6]

Historia del teatro en Chile desde sus orígenes hasta la muerte de Juan Casacuberta 1849. Editada por la Universidad de Chile. Santiago, 1974, pág. 11.  Volver.

[7]

Los orígenes... Op. cit., pág. XIII.  Volver.

[8]

Historia de la música. Op. cit., Pág. 10.  Volver.

[9]

La misión de Worthington en Chile. (1818-1819). Imprenta Universitaria, Santiago., 1936, pág. 15.  Volver.

[10]

Jeremías Robinson, agente norteamericano en Chile (1818-1823). Imprenta Universitaria, Santiago, 1937, Pág. 15.  Volver.

[11]

Op. cit., pág. 16.  Volver.

[12]

Los primeros contactos, Op. cit., pág. 9.  Volver.

[13]

Algo más sobre Joaquín Murieta. Santiago. Diciembre de 1964.  Volver.

[14]

Jeremías Robinson, Op. cit., Pág. 8 y 9.  Volver.

[15]

Los primeros contactos…Op. cit., pág. 76.  Volver.

[16]

Op. cit., pág. 14, cita número 19.  Volver.

[17]

Op. cit., Pág. 99, cita número 19.  Volver.

[18]

La misión Worthington… Op. cit., Pág. 20.  Volver.

[19]

Jeremías Robinson… Op. cit., Pág. 40.  Volver.




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