Volumen 2, Nº1 Agosto de 2005

La mujer de la derecha en América Latina y en el mundo: Una perspectiva comparativa

 

I. La importancia de estudiar a la mujer de derecha

A pesar de la importancia que tiene la mujer de la derecha, solo recientemente los académicos han empezado a estudiarla, y en las últimas dos décadas se ha presenciado la publicación de importantes estudios relativos a ella[1]. Colectivamente, estos estudios contradicen el mito de que la mujer de la derecha es ingenua o que es una réplica del hombre de la derecha. Aunque los temas de estos estudios varían, un elemento común surge de ellos: la mujer de la derecha conscientemente escoge apoyar y ayudar a construir proyectos de los cuales forma parte. La mujer también ayuda a los partidos o movimientos de derecha a implementar sus agendas conservadoras.

Sin embargo, surge la pregunta: ¿Por qué es importante estudiarla? Yo sugiero que hay tres razones importantes. Primero, estas mujeres contribuyen a lo que es la definición de la política en sus naciones. Sus creencias, declaraciones y acciones contribuyen a la formación de la cultura política y social de sus comunidades y países. Por ejemplo, como veremos más adelante, en 1963 y 1964 la mujer de la derecha en Brasil organizó un movimiento femenino de masas en contra del gobierno de Joao Goulart. Este movimiento abogó en favor del derrocamiento de Joao Goulart por las Fuerzas Armadas. Las mujeres conservadoras en Chile, por su parte, formaron un movimiento que se opuso al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende y aplaudieron el golpe militar en 1973. En Turquía, la mujer islámica conservadora exige el derecho a ponerse el velo en público y, al hacerlo, desafía al Estado secular que Kemal Ataturk estableció al principio del siglo veinte.

Segundo, la mujer de la derecha demuestra el campo de posibilidades políticas hechas por y para la mujer, y a la vez, representa un reto a la idea de que la mujer es más progresista que el hombre. Además, ella expone las limitaciones que existen en la mayoría de los estudios sobre la mujer, los que se han centrado en la mujer de la izquierda (o progresista), en la que ha sido victima del terror de la derecha o en la que refleja los valores sostenidos por los propios investigadores.

La tercera razón, es que las mujeres de la derecha demuestran las debilidades y fracasos de los movimientos progresistas y feministas. Hoy en día, la gran mayoría de las mujeres derechistas no solo rechazan el feminismo, sino que lo definen como uno de sus enemigos principales. Por lo tanto, el estudio particular de estas mujeres nos ayudará a entender la razón del rechazo hacia el feminismo y, a la vez, facilitará a las feministas el superar ese obstáculo a la construcción de una sociedad basada en la igualdad entre los géneros.

Aunque hoy en día existen muchos estudios acerca de la derecha y la mujer, también existen mitos. Mucha gente cree que la mujer de la derecha no tiene su propio tema (agenda) o demandas, y por ello se cree que adoptan y siguen la política definida por los hombres. En otras palabras, el hombre de la derecha, y no la mujer, tiene importancia y peso político; él es el actor, y ella solo sigue su mando. Como veremos más adelante, de hecho la mujer de la derecha ha podido interpretar las desconformidades y los anhelos de muchas mujeres y formular una agenda política que corresponde a la realidad, a las exigencias, y a los propósitos de muchas otras. Su capacidad para hacerlo ha facilitado los esfuerzos de este sector por organizarlas.

Uno de los mitos más prevalente, es que tanto la derecha en general como la mujer derechista en particular se componen exclusiva, o predominantemente, de personas de las altas esferas. En otras palabras, los que se identifican con la derecha provienen de la élite y se afilian a ella para así poder proteger su posición privilegiada y mantener los beneficios que de ésta reciben. Como se explica en un estudio reciente relativo a la derecha en América Latina, “la derecha consiste de unas combinaciones distintas de elementos en contextos diferentes, pero de costumbre incluye, entre otros, los dueños de la riqueza tradicional --la tierra y los yacimientos minerales--, los empresarios y economistas antipopulistas, el ala conservadora de la iglesia tradicional, las élites internacionales anticomunistas, y, en la mayoría de los países, buena parte de las Fuerzas Armadas”[2]. Este concepto de lo que es la derecha se originó en Europa, y refleja la experiencia europea. Él ha sido aplicado, y creo yo de forma poco adecuada, a América Latina y al resto del mundo. Una perspectiva que explica la política de un individuo únicamente por referencia a su estatus económico, ignora la multitud de factores que determinan las selecciones políticas de una persona. Otro problema importante con esta definición de la derecha, que es una definición común, es que hace referencia a categorías (dueños de la tierra, hombres de negocios, militares) que, en su mayoría, excluyen a la mujer.

Si el estatus económico fuera el elemento principal que definiera la política de la gente, entonces las mujeres que se opusieron a Allende habrían sido todas miembros de las clases altas que actuaron en defensa de sus intereses. Mi investigación revela que no fue así. En Chile, las mujeres que iniciaron el movimiento femenino contra Allende formaron parte de las clases altas. Sin embargo, debido a una combinación de factores, estas mujeres ricas lograron construir un movimiento amplio y multiclasista que tuvo éxito en convencer a la mayoría de las mujeres en Chile para que se opusieran a aquel gobierno.

Yo creo que para poder comprender el por qué una cantidad sustancial de mujeres adopta las ideas de la derecha, tanto en América Latina como en el mundo entero, es necesario examinar los valores que estas mujeres poseen. Para muchas de ellas, de diversas clases, la derecha articula y proyecta los valores que les interesan. En el trabajo sobre la mujer conservadora en Guadalajara, Renée de la Torre ha hecho hincapié en la importancia de examinar los valores conservadores que las mujeres promuevan y los temas que ellas apoyan. Este enfoque nos permite distinguir entre las expresiones múltiples de la derecha y, a la vez, entender por qué tantas mujeres se acercan a la derecha. Como lo notaron de la Torre y Juan Manuel Ramírez Sáiz al explicar porque hacen una distinción entre el conservadurismo y la derecha, “Si bien el conservadurismo puede, en términos políticos, quedar arropado dentro de la derecha, usamos esta distinción para no equiparla con la derecha de tradición liberal o meramente empresarial, pues los conservadores no abogan por todas las libertades (ni las individuales, ni las del Mercado), y menos cuando éstas ponen en riesgo, debilitan o cuestionan los valores donde se edifican las instituciones tradicionales: la familia, la religión, el respeto a las autoridades, las buenas costumbres, etc.”[3].

Puesto que esta lista de valores es larga, y varía con el tiempo y el país, he escogido sólo tres de ellos para explorarlos más a fondo en esta artículo. Primero, por supuesto, la afirmación de la familia y el papel maternal de la mujer se destaca en cualquier discusión de la mujer y la derecha. Segundo, para casi todas ellas la defensa de la religión y la oposición a la secularización de la sociedad son igualmente importantes. Tercero, para muchas mujeres la derecha representa una afirmación de su propia identidad y de su cultura. Para explorar este tema, examino el ejemplo de la mujer islámica. Un gran número de mujeres en el mundo musulmán tienen una interpretación conservadora de la religión porque esta representa tanto una afirmación de sus tradiciones culturales como un rechazo del imperialismo del mundo occidental. Otro tema importante relacionado con los otros ya mencionados es el miedo y su relación con la búsqueda de seguridad, el cual para muchas de estas mujeres se transmite del individuo a la familia y a la nación. Para muchas de ellas, la derecha, que pretende conservar la “tradición” les ofrece seguridad y protección en contra de lo que les amenaza. A este respeto, es notable como la gran mayoría de la gente en los Estados Unidos después del ataque terrorista del once de septiembre de 2001 acepta y promueve una política derechista: el militarismo y la guerra fuera del país y la eliminación de los derechos civiles adentro. Incluso, se ha propuesto y practicado el uso de la tortura en contra de los que el gobierno declara que son --o pueden ser-- miembros de la red Al Queda, o son simplemente presos Irakis detenidos por las fuerzas militares de los EEUU en Irak o Afghanistan.

[Introducción] | I. La importancia de estudiar a la mujer de derecha | II. La maternidad y la derecha | III. Contra el feminismo, el mundo occidental, y el colonialismo | IV. Conclusión | Notas | Versión de impresión

 




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