Volumen 2, Nº1 Agosto de 2005

La mujer de la derecha en América Latina y en el mundo: Una perspectiva comparativa

 

III. Contra el feminismo, el mundo occidental, y el colonialismo

Es importante señalar que la relación de la mujer conservadora con el feminismo ha cambiado mucho durante el siglo veinte[15]. Hoy en día, la mayoría de las mujeres conservadoras distancian y distinguen sus luchas de las feministas. Se definen como femeninas, en oposición a las mujeres que se identifican como feministas. Su posición en contra del feminismo difiere notablemente de la de la mujer conservadora al principio del siglo. Por ejemplo, algunas de las mujeres que formaron parte de la derecha en Inglaterra y los EE. UU. en los años veinte y treinta del último siglo, habían participado en la lucha por el voto y se habían definido como feministas. Varias mujeres importantes de la Unión Fascista de Mujeres Británicas (BUF) habían luchado por el derecho de votar y la dirigente de la sección femenina de la BUF en los años treinta había sido detenida a causa de sus acciones en favor del sufragio de la mujer[16]. Estas mujeres no vieron ninguna contradicción entre su lucha por el voto y su apoyo al fascismo. Para ellas, los dos buscaban los derechos políticos y sociales para la mujer inglesa.

En los años veinte, alrededor de un millón de mujeres ingresaron al Ku Klux Klan en los EE. UU. Muchas de ellas se unieron a la organización para así garantizar sus derechos y su seguridad como mujeres blancas y protestantes. La sección femenina del Ku Klux Klan, o por lo menos según la propaganda que el mismo Klan manejaba, proclamó que la organización “podía salvaguardar el sufragio de la mujer que recién en el año 1920 se le había otorgado y garantizar los derechos legales de la mujer, mientras se luchaba para conservar la supremacía blanca y el protestantismo”[17]. Igual que sus homólogas británicas, aquellas mujeres creyeron que la derecha les ofrecía tanto la seguridad como el respeto, y la visión de una sociedad racista donde tenían su lugar asegurado.

A fines del siglo veinte, la relación amistosa entre la mujer conservadora y el feminismo terminó. En el mundo occidental el rechazo al feminismo se debe a dos cambios ideológicos y políticos importantes experimentados por las feministas a partir de los años sesenta. Uno es que hoy en día muchas feministas creen que el género es una construcción social y no un hecho biológico o natural. Por lo tanto, rechazan la idea de que por ser mujer una tiene que ser madre o esposa, o ser débil o dependiente del hombre, y abogan por la libertad, tanto para la mujer como por el hombre, de escoger su propia identidad y vocación. Segundo, el feminismo rechaza la idea de que la heterosexualidad es el estándar normativo y, en cambio, apoya el derecho de la gente a escoger su propia orientación sexual. Como repuesta a estos cambios, la mayoría de las mujeres conservadoras en los EE. UU. rechazan rotundamente al feminismo y la lucha por los derechos de la mujer. En las palabras de Beverly La Haye, fundadora de Concerned Women for America, la organización de mujeres conservadoras más grande en Estados Unidos (que dice contar con 500.000 miembros), “la retórica, en contra de Dios, en contra de la familia de feministas no representó [mis] creencias, o las de la gran mayoría de las mujeres”[18].

En el mundo poscolonial el rechazo al feminismo tiene otros matices. Por ejemplo, para la mujer islámica conservadora, refleja su repudio al mundo occidental y, a la vez, su identificación con el Islam. Por lo tanto, para ellas, su oposición al feminismo surge de su resistencia al colonialismo, y es paralelo a su noción de lo que debe ser correcto en los papeles de género. Heba Ra’uf es una mujer egipcia que estudió en Europa y en Estados Unidos; sus experiencias, que incluyen la ridiculización y humillación de su cultura, y el escuchar continuamente que ella era inferior, reforzaron su sentido de alejamiento del Oeste. Para ella, el Islam representa una fuente de superación personal y la afirmación de su identidad como mujer árabe e islámica. Su oposición al feminismo viene de su creencia que el Oeste supuestamente “desacredita y ve la maternidad como innecesaria”. Como ella lo explica, “en veinte años la maternidad en el Oeste va hacer un asunto de adopción, y adopción bajo el disfraz de una meta de caridad”. Ella, como muchas de las mujeres de la derecha alrededor del mundo, iguala al feminismo con el imperialismo occidental y un estilo de vida decadente, inmoral, y, por último, de poca seguridad. Según su opinión, estos problemas surgen de los que ella cree es el ataque del feminismo contra la familia y su promoción de la homosexualidad, que para ella es muy mala porque va en contra de la familia y el deber del ser humano de procrearse[19]. Ella contrapone el individualismo del mundo occidental a la seguridad que le ofrece la familia, que promueve “el valor de la seguridad”[20].

En Turquía las mujeres, especialmente las que son miembros del Virtue Party, dirigen el “new veiling movement”, el movimiento que aboga por el derecho de la mujer a usar el velo. Estas mujeres rechazan el estado secular que Mustafa Kemal Ataturk estableció en los años veinte y reclaman su derecho de aparecer en público y en el parlamento con el velo puesto. En vez de ver el velo como un signo de opresión, ellas lo perciben como una afirmación de la edad dorada del imperio islámico (el imperio Otomano) y, a la vez, consideran su actitud como un repudio a “las normas occidentales y seculares de conducta”. Según ellas, ponerse el velo les da poder porque les deja ser “inteligentes, valientes, castas, productivas, y virtuosas” y les brinda la posibilidad de llevar sus vidas “en una sumisión total al Islam”[21].

Podemos ver que el apoyo que la mujer egipcia o turca brinda al Islam es un tema muy complejo. Por un lado, refleja los esfuerzos de estas mujeres de alzar un estilo de vida centrado en la familia “tradicional” y de mantener una identidad de género rígido. Lo interesante es que para estas mujeres, esta opción les otorga poder y valor. Ellas ven a la familia como el lugar donde su estatus como madre y mujer está asegurado, no como un sitio de opresión. De hecho, rechazan al feminismo y otros conceptos que provienen del mundo moderno y occidental porque para ellas representan intentos imperialistas de colonizarles y amenaza a sus culturas. Por último, en los tiempos de la globalización, donde el capitalismo y la cultura norteamericana han (aparentemente) triunfado, la resistencia de estas mujeres al mundo occidental significa su desafío a la dominación del sistema político y económico que reina en el mundo actual.

[Introducción] | I. La importancia de estudiar a la mujer de derecha | II. La maternidad y la derecha | III. Contra el feminismo, el mundo occidental, y el colonialismo | IV. Conclusión | Notas | Versión de impresión

 




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