Volumen 3, Nº1 Agosto de 2006

Movimientos de Consumidores en Chile. Entre la Novedad y el Reciclaje

 

VIII. Los sin Techo: El Caso Eurolatina

Un ejemplo vivo de lo señalado anteriormente es el caso de los deudores de Eurolatina, que se está viendo en tribunales. Aunque su condición de consumidores, en los términos que se ha planteado, puede ser cuestionable, se entiende que se trata de un grupo de personas que por diversas razones debieron recurrir a un préstamo a cambio de la hipoteca de sus casas. El préstamo tuvo como destino el consumo.

La situación de Eurolatina se remonta a por lo menos el año 1993, cuando el líder del grupo Mª Elena Huaiquipán inició una acción en orden a denunciar la usura de que estaba siendo objeto, en el Ministerio de Justicia y en el Congreso, sin mayor éxito. El apoyo del senador PPD, Nelson Ávila le ha dado a la causa, según María Elena Huaiquipán, la consistencia y notoriedad necesarias para hacer conciencia entre la ciudadanía.

El caso Eurolatina –en el tema que nos interesa- es un ejemplo en la formación de un grupo cuyas reivindicaciones tienen por base una defraudación permitida por el sistema de libre mercado y que involucra la falta de regulación del sistema financiero. En síntesis, todos los afectados fueron víctimas de un delito tipificado como defraudación en las condiciones contractuales, sobre todo en lo relacionado con las cláusulas de aceleración de intereses. Las financieras informales, sostenidas en el marco del sistema neoliberal, como Eurolatina y su satélite, Los Queñes, conceden créditos a personas que por no contar con la renta suficiente, por la edad o por tener antecedentes en Dicom no son consideradas en el sistema financiero formal. El único antecedente solicitado es la propiedad de una casa, que queda en prenda para asegurar el pago. Las cláusulas de aceleración y las múltiples situaciones particulares de los deudores hacen el resto para terminar con el desalojo y el remate de las casas. Como ya se ha explicado, en estos casos que involucran a más de una persona, igualmente se debe realizar una querella por afectado, sin ninguna posibilidad de actuar en conjunto y así beneficiar con una sentencia positiva a todos los que hayan sido defraudados (Derechos difusos y colectivos).

La Agrupación contra el fraude financiero reúne a unas 400 personas que se encuentran en esa situación y que por diversas vías han entrado en contacto con su presidenta. La organización del grupo se sostiene en una reivindicación común: por una parte, la defensa de lo “suyo”, de “su techo”, por otra, la lucha por hacer justicia.Es esta sensación de indefensión, de atropello, de abuso, de injusticia, de abandono, según las palabras de los afectados, la que los une y les da una identidad común.

En su mayoría se trata de dueñas de casa, jubilados de las Fuerzas Armadas, de Carabineros, pensionados, empleados públicos, pequeños empresarios, comerciantes, empleados particulares. Es decir, toda la gama de individuos que pueden ser adscritos a la amplia clase media chilena, quedando fuera sólo una mínima cantidad (6 o 7) de profesionales y todos aquellos, incluso vecinos, según lo señala Patricia Ulloa –hija de un deudor- que por vergüenza no han querido hacer público sus casos [30]. Todos tenían como principal patrimonio una casa, obtenida por herencia, por subsidio, por compra de terreno y construcción, por el Serviu y el sistema de autoconstrucción. Las edades también fluctúan en un tramo amplio, entre los 35 y los 72 años. Las casas se ubican en todo el gran Santiago, principalmente en las comunas clasificadas como de clase media y populares: Renca, Puente Alto, La Pintana, Barrenechea, Pedro Aguirre Cerda, Macul, Maipú, San Joaquín, Peñalolén, con una superficie construida de entre 45 m² hasta más de 100 m².

Los préstamos solicitados también tienen un rango que va desde los 500 mil pesos a los 2.800.000pesos el más alto. Los destinos de los préstamos se agrupan también de manera variada. Existe un importante número de casos que utilizó el dinero para cubrir gastos de hospitalización tanto en hospitales públicos como privados, costos que no eran cubiertos por las Isapes o Fonasa. Llama la atención los casos de jefes de familia jóvenes aquejados de graves afecciones que producto de la situación de enfermedad han debido jubilar y por ese concepto fueron perdiendo la capacidad para cancelar lo adeudado[31]. Otro grupo, destinó el dinero para pagar deudas, principalmente, en grandes casas comerciales o el caso de Manuel Cabezas que habiéndose atrasado en el pago de dos cuotas de un préstamo de Banefe –que había adquirido para la compra de un taxi-, “se sintió afligido” por las acciones que pudiera tomar la institución bancaria, desconociendo las posibilidades de repactación[32]. También existen algunos casos de personas que habiendo quedado cesantes tuvieron que solicitar el préstamo para pagar el colegio de los hijos o para mantener a la familia mientras encontraban trabajo [33].Casos como el de María Elena Huiquipan, que destinaron su dinero para ayudar a un amigo o a un familiar en problemas también abarcan a más de un deudor. Por último, se debe mencionar los deudores que financiaron la instalación de un negocio, o la continuación de uno ya existente, pero en peligro de quiebra.

El grupo de carácter bastante heterogéneo, se constituye al igual que en las organizaciones de consumidores antes analizadas, a partir de la voluntad y fuerza de un líder, unido a un representante de los poderes del Estado. No obstante esta asociación más bien estratégica, es la figura de la presidenta de la Agrupación contra el fraude financiero, la que aglutina y da sentido a las acciones emprendidas por el grupo. Reconocida “por una mayoría de 99 votos de 100, obtuvo su cargo democráticamente” y cuenta con el apoyo de sus integrantes, la mayoría sumados a la causa por las apariciones públicas de la señora Huiquipán. El liderazgo de María Elena tiene también un sesgo de identidad de pueblo, de ancestros y de etnia. Se trata de una mujer de 43 años, dueña de casa, con cuarto año de enseñanza básica, emigrada del sur y de origen mapuche, quien esgrime sus atributos para encauzar la “lucha por el dolor” como ella lo señala. Aunque quizá no representa, en términos sociales, a los que la acompañan, su discurso y las acciones concretas que lleva adelante le dan credibilidad y la han afianzado en su posición de liderazgo, sin cuestionamiento según lo señalado espontáneamente por los entrevistados. Existe, de hecho, un sentimiento de admiración, respeto y agradecimiento hacia esta mujer que también ha ayudado a aglutinar al grupo. “Primero dios y después María Elena”, señala al respecto María Ortega una de las víctimas de la financiera que perdió su casa [34].

En el discurso planteado por María Elena y que se escucha repetir a sus seguidores, existe una mezcla de conceptos como el “dolor”, el “abuso”, el “esfuerzo y la “justicia”. No hablan de venganza sino de lucha contra un sistema que está mal hecho, que los ha abandonado, porque los culpables no son sólo los hermanos Elgueta, dueños de la financiera, sino el Estado a través de la Superintendencia de bancos que ha faltado en su deber de supervisar a estas instituciones. Tampoco critican al sistema económico y, por el contrario agradecen “a los bancos que discriminen a la gente que no tiene recursos”[35]. No tienen planteamientos ideológicosy, aún más, reniegan de la clase política, acusándola de cerrada y de aprobar leyes que la benefician. Aunque Nelson Ávila es sin duda un político, no lo reconocen como tal, sino que como un hombre que trabaja sin intentar el lucimiento, como una suerte de papá que les enseña y guía por los tortuosos caminos de la justicia. Por ende, desconfían de todo político que quiera usar su causa para aparecer en los medios de comunicación y ganar presencia pública, como ha sido el caso del diputado Pareto.

En términos sociales, consultados sobre el grupo al que se adscribirían, la mayoría de los entrevistados afirmó que a la clase media baja, por las dificultades económicas que tenían. Para algunos su situación era simplemente de pobreza, aunque desde una visión bastante subjetiva. Para otro grupo la situación con Eurolatina había ayudado a incrementar su mala situación por el deterioro de la salud y el daño psicológico que significaba. Aunque en la encuesta subjetiva no existe una declaración clasista, en el fondo el discurso se articula desde lo bajo a los dueños del mundo, “a los que todo logran con la plata”. En la conformación de la agrupación también ha pesado el tema de clase. Los profesionales con casas en comunas como Providencia o Las Condes se han marginado, mientras al interior del grupo, casos como el de Javier Labrin, quien es profesional y padre de tres universitarios, son mirados –según lo percibe el mismo señor Labrin- como de un grupo diferente.

La agrupación contra el fraude financiero, liderado por María Elena Huaiquipán en cuanto grupo de acción reúne a no más de 30 personas que acuden a todas las actividades programadas. Las actividades se pueden sistematizar en tres tipos: las de protesta y acción pública, las de defensa y acción grupal, y las judiciales.

En el primer caso, la agrupación organiza jornadas de protesta frente a los Tribunales de Justicia, frente a la Moneda o en la misma sede de la financiera. En su mayoría mujeres, acuden con lienzos, megáfonos, globos, serpentinas y pitos para llamar la atención de las personas y de los medios que cubren dichas manifestaciones. Se reúnen por lo menos una vez al mes y aportan para las actividades $ 100 pesos, ya que aseguran no recibir ayuda de nadie. Las actividades más multitudinarias han reunido a más de 500 personas. En estas asambleas se han tomado importantes decisiones de tipo legal en orden a impedir las expropiaciones, tareas que se han mantenido en el tiempo con relativo éxito. También ha sido la tónica de las últimas acciones apoyar actividades de grupos como Aquí...la gente, en la campaña a favor de la ley que regula el registro Dicom.

Aunque el grupo no realiza acciones de ayuda comunitaria, si se han establecido lazos de amistad y dependencia que lo fortalecen. Sostenidos y permanentemente animados por el voluntarismo y la fuerza que los mismos integrantes reconocen en su líder, despliegan un operativo de defensa en los momentos que se quiere concretar un desalojo. Como lo relata Patricia Ulloa, generalmente se realiza una cadena telefónica que comienza en la casa del afectado y, empezando por María Elena, todos los que pueden acuden al lugar. Javier Labrin nos relata en esos términos el momento vivido con su familia. Fue tal la tensión que generó el grupo, que la receptora abandonó su trabajo y la familia pudo mantener su casa por un tiempo más.

En lo judicial es donde se complica toda acción, debido a la necesidad de contar con asesoría profesional. Según nos señala María Elena, ni ella ni los afectados tenían “la más mínima idea de lo que es un pagaré o un mutuo hipotecario. Tuve que aprenderlo todo y así he crecido”. De esta manera, la líder asistida profesionalmente, cumple la función de guiar, asesorar y explicar su situación a aquellos que se lo solicitan. Se preocupa de hacer públicos los éxitos judiciales como la paralización de los remates, la aprobación de medidas precautorias para impedir los desalojos y el aumento de querellas y demandas por estafa y usura. Asesorada por el senador Ávila, ha realizado una serie de investigaciones para develar los antecedentes de los hermanos Elgueta y así desmontar toda una maquinaria usurera. Creen actuar correctamente, exigiendo que “se haga justicia a la brevedad posible, porque una vez más queda demostrado que la gente de escasos recursos no tiene acceso a la justicia”[36].

Sintomático de la fuerza que ha adquirido el grupo es su permanencia en el tiempo. Los éxitos no han sido tantos como para explicar la adhesión a acciones de conjunto. Detrás de tal actitud está la esperanza de justicia según lo señalan Manuel Flores y Margarita Martínez, ambos personas de la tercera edad que viven con el drama de haberlo perdido todo, menos la dignidad y la confianza en los que los ayudan. En ese sentido, se entiende que la pertenencia al grupo, como todos los entrevistados lo señalan, ha sido sustancial para los éxitos alcanzados y para la fuerza pública que sigue teniendo. Para ellos el motor de todo es María Elena Huaiquipán. “Es la que nos anima”, es una “líder absoluta”.

I. Introducción | II. La Teoría de los Nuevos Movimientos Sociales y los Grupos Intermedios | III. La Clase Media y el Consumo Moderno | IV. Ciudadanía y Consumidores en la Clase Media. | V. La Ciudadanía Protesta | VI. Organizaciones de Consumidores | VII. Movimientos Sociales de Consumidores: Liderazgo, Discurso y Acción | VIII. Los sin Techo: El Caso Eurolatina | IX. Reflexiones Finales | Notas | Versión de impresión

 




Sitio desarrollado por SISIB, Sistema de Servicios de Información y Bibliotecas :: Universidad de Chile 2004