Volumen 3, Nº1 Agosto de 2006

Aproximación a las Migraciones Femeninas Internacionales al Interior de Latinoamérica: Algunos Casos en México y Chile

 

IV. La Migración de Mujeres Centroamericanas en la Frontera Sur de México

En esta parte se sintetiza el trabajo de Cruz y Rojas (2000) referido a los procesos migratorios acaecidos en la parte suroeste de México, cerca de la frontera de dicho país con Guatemala, en donde se manifiesta un territorio de fluidas relaciones comerciales y atracción de mano de obra.

Aun cuando buena parte de los migrantes que utiliza esta frontera como mecanismo de paso desde los diferentes países centroamericanos hacia México tiene como principal destino el territorio estadounidense, existen importantes flujos migratorios que tienen como destino temporal la región del Soconusco, en el Estado de Chiapas, México, primordialmente como consecuencia de su vitalidad económica sobre la base de la extracción de recursos naturales y la actividad agrícola allí existente.

De hecho, es la actividad de plantaciones, como los cafetales, la que ha permitido el desarrollo y evolución de procesos migratorios estacionales de trabajadores agrícolas, principalmente guatemaltecos, como consecuencia de la permanente escasez de mano de obra local en una actividad productiva que finalmente termina por satisfacer los requerimientos de amplios mercados internacionales.

En esta región fronteriza se distinguen, en términos generales,  oleadas de migrantes de paso que tienen como destino mayoritario la frontera norte de México, para posteriormente, ingresar a Estados Unidos. Pero, paralelamente, hay otro tipo de migración, de orden permanente que posibilita la concentración de población centroamericana –guatemalteca en su mayoría- como consecuencia de estándares relativos de seguridad pública y política, albergando desde la década de 1980 a muchos refugiados de países limítrofes.

Lo notable es que en los últimos años se ha presenciado un notorio incremento en la cantidad de inmigrantes por motivos laborales, provenientes de diferentes países centroamericanos y con una presencia cada vez mayor de mujeres, que terminan ejerciendo labores productivas en el sector señalado del Estado de Chiapas, o bien, como paso para una migración de mayor alcance que abarca como punto de destino final el territorio estadounidense.

La migración por motivos laborales, descrita por Cruz y Rojas (2000) que se concentra en la región de Soconusco está conformado mayormente por trabajadores agrícolas guatemaltecos y mujeres que laboran en servicio doméstico en las ciudades de la región, sin descartar vinculaciones con el comercio sexual.

Por otra parte, los migrantes de paso se internan en el territorio nacional mexicano para proseguir su camino con destino a un tercer país, que de manera mayoritaria resulta ser Estados Unidos. Tipo de migración que se ha visto acrecentada en la última década como consecuencia de las paupérrimas condiciones económicas de sus países de origen y la creencia de un mejor pasar económico en la tierra del norte. Resultando ser una travesía migratoria no exenta de riesgos, incomprensión e inseguridad, y donde la mujer adquiere cada vez mayor importancia numérica respecto a sus pares hombres.

Además, otro grupo importante de migrantes temporales en el sur de México está constituido, al decir de Cruz y Rojas (2000) por residentes de villas, pueblos y ciudades a ambos lados de la línea fronteriza, como consecuencia de relaciones familiares y comerciales de un área geográfica de intenso traspaso de habitantes.

De acuerdo a señalado por tales autores, los trabajadores guatemaltecos asentados provisoriamente en la zona sur de México cuentan con un permiso temporal promedio de 60 días, al igual que sus acompañantes, para laborar en actividades agrícolas en Chiapas, tanto en lo referido a  la producción de café, zafra y plátanos, luego del cual deben volver a territorio guatemalteco.

Por cada 10 trabajadores temporeros hombres sólo una es mujer, aunque su número aumenta considerablemente al hablar de familiares femeninas que migran temporalmente junto al asalariado en cuestión, alcanzando finalmente un porcentaje total de mujeres -respecto a los hombres- de un 16% de todo el flujo migratorio laboral guatemalteco documentado. Sin embargo, Cruz y Rojas señalan que el número de migrantes femeninas aumenta más si se consideran los flujos de centroamericanos que utilizan la frontera Mexicana como vía pasajera en sus rutas migratorias hacia el norte del país, llegando a un 30% del total de los migrantes, y probablemente llegue a cerca de un 50% si se considera a la mujer migrante que llega a las urbes mexicanas para trabajos del sector terciario formal e informal.

México se caracteriza –actualmente- como un país básicamente de emigración. De hecho, según comunicados de prensa publicados por el Consejo Nacional de Población mexicano específicamente el comunicado 03 del día 09 de enero del 2004, aparecida en la página web del Consejo Nacional de Población (CONAPO)- el número de habitantes de dicho país que a migrado hacia los Estados Unidos asciende –en total- a 9,9 millones de personas, lo que equivale a un 30% del total de inmigrantes en EEUU y cerca de un 3,5% del total de la población del gigante norteamericano, con un ritmo de migración anual del orden de 390 mil mexicanos solamente durante el año 2002, en donde de cada 100 mujeres, son 116 los varones migrantes -según la CONAPO, cada año son más las mujeres migrantes hacia EEUU como consecuencia de las políticas de reunificación familiar derivadas de la Ley de Control de la Inmigración en Estados Unidos-. Si a esos montos se adiciona a aquellas personas que han nacido en territorio estadounidense, pero cuyos padres o madres son de origen mexicano, se llega a 25 millones de mexicanos o descendientes mexicanos, cifra no menor respecto al total de la población de EEUU, que en el año 2005 sobrepasó la barrera de los 300 millones de habitantes, el tercer país del mundo en población, luego de China y la India.

Sin embargo, México es también un país de tránsito y destino de población internacional, tal como ha quedado señalado en el trabajo de Cruz y Rojas (2000). Aunque la inmigración hacia México es considerablemente menor a la emigración de mexicanos al exterior.

De acuerdo a los datos del XII Censo General de Población y Vivienda (2000), la población en México nacida fuera de sus fronteras equivalía a 406 mil personas, un 0,5% del total de la población mexicana. Una cifra muy baja si se compara con el fenómeno de emigración. Del total de inmigrantes, paradójicamente el 63% es de EEUU y un 11% de Centroamérica y un 7% de Sudamérica.

En base a los datos censales de los residentes extranjeros se sabe que un 50,1% son mujeres, lo que da un leve predominio sobre los hombres. También se conoce el dato de que los inmigrantes tienden a concentrarse en algunos estados de la República, como es el caso de Baja California (12%) o Chihuahua (7%) en el norte del país. En la zona del bajío y occidente mayormente en Jalisco (11%) y Michoacán (4%). En la zona central, México D.F. y estado de México (21%). En el sureste, Chiapas (5%).

Para el caso de este trabajo, se debe destacar que en la frontera sur de México se destaca, por tanto, una corriente migratoria compuesta principalmente de trabajadores agrícolas temporeros y transmigrantes ilegales que están de paso por dicho lugar de México para proseguir su camino a EEUU. A la región de Soconusco llegan anualmente cerca de 75 mil documentados y un número cercano a 100 mil ilegales, principalmente de países cercanos, como Guatemala, Nicaragua o El salvador, muchos de los cuales son hombres y mujeres de grupos originarios que al cabo de un tiempo vuelven a sus tierras. A tales cifras se debe sumar cerca de 200 mil migrantes Centro y Sudamericanos documentados que posteriormente siguen su ruta hacia los EEUU.

I. Introducción | II. Algunos Datos Generales Sobre el Fenómeno de la Migración en América Latina. | III. Aspectos Teóricos en Temas de Migración Femenina | IV. La Migración de Mujeres Centroamericanas en la Frontera Sur de México | V. Las Mujeres Inmigrantes Peruanas en Chile | VI. Conclusiones | VII. Bibliografía |Versión de impresión

 




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